jueves, 3 de marzo de 2011

Carta de una madre

Dentro de muchos años, serás una persona capacitada para leer ésto. Al menos, éso espero... Haberte educado de forma que seas capaz de mi confianza para que leas algo así escrito por mí.

Quiero que te pongas en situación: Tengo 29 años aun, no llego a 30, y todavía me da miedo al pensar en traer una persona a este mundo y no ser capaz de educarle con unos valores adecuados... 

Tu madre, ésta a la que lees, es la típica loca, medio payasa, pero responsable y meticulosa a la vez.
Tal vez tu abuela no supo educarme como me hubiese gustado y de ahí que no tuve unos estudios, y de ahí mis "neuras"... Pero tanto ella como tu abuelo, que desgraciadamente nos dejó muy pronto, me enseñaron educación, me enseñaron el respeto, la humildad, el humor, el superarse ante las dificultades de la vida, el levantarse una y otra vez, el amor por las personas que realmente importan lleven o no tu sangre y lo que verdaderamente importa en la vida, intentar ser feliz a toda costa. Cosa, que, te advierto, no es nada fácil... Porque la felicidad no es algo que se posea, es algo que se siente en determinados momentos; y podrás atesorarla en recuerdos, disfrazados de fotos, de objetos o incluso de olores... 

Te podría decir que en la vida, he probado lo que he querido y podido; no me han faltado oportunidades de tomar drogas que rechacé en su momento (en ésto también me educaron tus abuelos), tampoco he dejado de hacer ciertas locuras con la adolescencia y también he creído que ser mayor era lo mejor... No quiero cometer contigo los errores que veo hoy en día en mucha juventud... No quiero hacer de ti una persona inútil sin valores, una ameba que sólo quiera jugar, sentarse, salir y hacer cualquier cosa sin "habérselo ganado", porque cuando yo falte, tendrás que ganarte el dinero para vivir, y cuanto antes aprendas, mejor. 

Me podría pasar horas escribiéndote, porque no conozco a nadie mejor a quien le abriría mi corazón y mi alma de par en par... Pero, esta señorita que te escribe, pensando que dentro de 20 años leerás ésto, resulta que está en la oficina trabajando... Y tiempo de sobra tendré para escribirte si el destino así lo quiere... 

Haré todo lo posible por hacer de ti una buena persona. Con éso, me daría por satisfecha.

Te quiero.



No hay comentarios:

Publicar un comentario