miércoles, 6 de octubre de 2010

Dolor


Ayer fue un día importante para mí pero tú, como viene siendo lo normal últimamente, no estabas para compartirlo...
Te llamé 7 veces, pero estabas tan entretenida con tus amigos que ni siquiera miraste el móvil.
Te puse un sms, te dije que quería contarte algo importante... Y me llamaste al cabo de una hora... Como no te respondí, no volviste a llamar... (Y luego no quieres que piense que todo te da igual... Al menos, todo lo que tiene que ver conmigo...)
Me fui a un bar yo sola, me tomé dos cervezas y procuré no pensar...
A las 9 y media de la noche, llamaste al fijo de mi casa y tampoco contesté... Tampoco volviste a insistir...
Yo te llamé 7 veces... Tú me llamaste dos... Dime, ¿Qué mierda de relación es esta?
Estoy cansada, sabes? Cansada de llorar, de que me digas que me monto películas sólo porque para ti no tiene importancia lo que para mí sí... Estoy cansada de que me hagas sentir una mierda...
No eres la persona de la que me enamoré y nunca pensé que tú me harías tanto daño...

"Tú que cambiaste la ruta de mi vida...
Tú que curaste el dolor de aquella herida...
Tú que juraste quererme con locura...
Me estás causando ya tanta amargura..."


1 comentario:

  1. Está claro que ya la relación no funciona.

    Si ya no se preocupa por tus cosas. Si ya, no te ofrece el mismo cariño, el mismo caso, entonces, ¿qué relación es esa?. Ninguna. Siento decírtelo así. Yo también he tenido que ver muchas cosas para darme cuenta de que ella no quiere ya nada de mí. Yo también me sentí un poco como tú, y por eso te comprendo y entiendo tu desesperación.

    Nosotras merecemos a alguien que nos aprecie. A alguien que se muera por nosotras, y que lo dé todo. TODO. Que se emocione con nuestras emociones. Que se ría con nuestra risa. Que nos quiera, como queremos nosotras. NO merecemos desprecio.

    No sé, no te llamó. Tú tenías que contarle algo importante, y ella no estaba, porque tal vez ella ya no es la persona con la que compartir tus cosas importantes. Entonces volvemos a lo mismo: no es ella.

    Como tampoco es la mía, ella, si no quiere seguir conmigo. Si ya no ve en mí, ese algo que le estremezca por dentro y le sea imposible no darme un beso, un abrazo, una caricia o decirme un te quiero. O simplemente mirarme.

    A veces, yo quisiera eso, una mirada lenta y sincera. Que me cogiesen la mano y no me la soltaran en toda la noche.

    Te mando ánimos.

    Saldremos de esta, y sí, ahí fuera, donde sea, está la nuestra. Está ella. Esperando... ahora solo falta tiempo para encontrarla. Para encontrarnos.

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