viernes, 29 de julio de 2011

Porque cuando me paso la noche llorando por tu culpa y me levanto con los ojos tan hinchados que a penas puedo abrirlos, siempre vuelvo atrás en el tiempo y me siento como esa niña pequeña que sólo quería un abrazo de su madre y una disculpa.
Porque pasé muchas noches como esta última, preguntándome por qué y diciéndome que no puedo más.
Porque siempre he podido más.
Porque de pequeña nunca me escuchabas.
Porque siempre busqué una madre en las profesoras y las mujeres mayores que me oían.
Porque duele más una palabra que una hostia.
Porque me culpabas de haber estado en el hospital conmigo cuando yo sólo tenía meses de vida.
Porque me chantajeabas con la enfermedad de mi padre para tenerme controlada en casa.
Porque no sabes amar ni sabes querer.
Porque sólo te importan las cosas materiales y que te agasajen.
Porque no sabes si estoy bien o mal y te da igual.
Porque tu hija nunca tuvo motivos para sentirse mal, nunca tantos como tú. La más sufridora, la más amargada del mundo.
Porque nunca me apoyaste en lo que me importaba de verdad.
Porque siempre me tratase como si fuese una imbécil que se queja por nada.
Porque nunca me dijiste "te quiero". Nunca.
Por estas cosas y por muchísimas más, no te llamaré. Esta vez no.

1 comentario: