Te quiero y aun no te conozco...
Es lo primer que he pensado cuando he leído la carta que te escribí hace ya más de dos años...
Tal vez porque ahora estoy más cerca de conocerte, porque tenemos en mente tu madre y yo buscarte después del verano, se me ha ocurrido escribirte de nuevo.
No será fácil. En la vida, casi nada lo es, y todo depende del color con que se mire. Todo. Éso lo aprenderás con los años... Espero ayudarte a entenderlo.
Me muero de ganas de conocerte, de sentirte, que quererte. Pero aun falta mucho... Y debo ser paciente.
Ni siquiera sé si serás un hombre o una mujer, pero comprenderás cuando crezcas con dos madres, que lo que importa es la persona, el alma y el corazón. Así que me da igual que te llames Cecilia o Manuel. Te querré lo mismo y te educaré igual.
Hace dos años que te escribí, pensando que era madura, y no te imaginas lo que he crecido estos años... No físicamente, claro, pero sí interiormente. Y ahora, más que nunca, tengo la necesidad de escribirte. Porque quizás con los años, te hagas preguntas... Tal vez algún día te preguntes sobre mis silencios, sobre quién es realmente tu madre. Y he decidido que, a partir de ahora, tú serás quien guarde todos mis secretos.
Comenzaré un blog que espero algún año leerás, cuando seas una persona capaz de comprender y ver más allá de la sociedad, cuando vea en tu mirada que me ves como a una persona, no sólo como a tu madre. Depositaré en ti toda mi confianza y sé que no me defraudarás. Porque te daré tanto amor que serás mi mejor confidente.
Tu madre, que te ama.
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