lunes, 1 de agosto de 2011

Sentimientos

Estos últimos días, entre la pelea con mi madre, el contacto con Vicky y que ayer me llevé de casa de mi madre a mi casa las cosas que tenía en el baúl, tengo un revuelto de cosas en la cabeza que no para...


Me he dado cuenta, por ejemplo, que el único sitio que tengo con intimidad, que nadie que me conozca lo sabe ni lo puede leer, es éste. Este blog. El único.
De pequeña mi madre me leía los diarios y luego en internet me leía el espacio del msn... Siempre quiso saberlo todo. Nunca respetó mi intimidad y que la quisiera compartir con alguien que no fuese ella. Éso es algo que siempre he odiado de ella, que nunca me dejó la libertad de decidir con quién compartir mi intimidad. Y aquí puedo escribirlo tranquilamente porque nadie que me conoce ni la conoce lo lee. 


Me da mucha pena escribir estas cosas sobre mi madre. Mucha. Pero no puedo evitar sentir lo que siento y yo por mi madre no siento ese amor que se supone se debe sentir. No puedo. 


Tengo 30 años y aun me sigo viendo como una niña pequeña cuando intenta dominar mi vida y mis sentimientos. Me da miedo. Casi todas las cosas que hago por ella las hago por miedo. Miedo a que se enfade y me eche en cara, miedo a que me haga daño con sus palabras, miedo a que enferme y me culpe por no haber estado ahí... Es lo que más he sentido por mi madre durante toda mi vida: Miedo. Porque no se puede hablar con ella, porque lo he intentado miles de veces en estos 30 años... Pero ella vive en su mundo, en su verdad y prefiere morirse a reconocer que hizo algo mal. Piensa que es la mejor madre del mundo y yo la peor hija por no saber apreciarla. Lo piensa y lo dice. 
Yo nunca podría decirle que siento por ella miedo más que amor.


Si algún día tengo hijos, les diré mucho que les quiero. Les respetaré su intimidad. Y por mucho que me cueste, les dejaré hacer su vida. Y les escucharé. Y trataré de comprenderlos. Y nunca les echaré en cara nada. Si yo decido tener hijos, no puedo reprocharles nada.


En fin...


Son días difíciles y me siento sola... Porque ésos amigos que se supone que están siempre, hacen su vida, y yo me quedo aquí atrás y no se dan cuenta.


Eli está enfadada con ellos por no saber de mi dolor, por no preguntar, por no pronunciarse, por no preocuparse... Eli, mi media naranja y mi protectora. La que me quiere tal y como soy y me respeta por encima de todo. La única que creo que me ha querido de verdad en toda mi vida. Mi mujer. Con la que me quiero casar y envejecer. 

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